Se realizó la concentración en el Pórtico del Colegio desde donde partió la procesión hacia el templo parroquial, Don Bosco. Precedidos de un rodado con sonido propio que trasladó la imagen de la virgen y dos carrozas con niños adornados con flores y gorros multicolores los fieles acompañaban a María auxiliadora con su familia en algarabía.
Ya los cristianos de la Iglesia de la antigüedad en Grecia, Egipto, Antioquía, Efeso, Alejandría y Atenas, acostumbraban llamar a la Virgen con el nombre de Auxiliadora, que en su idioma, el griego, se dice con la palabra “Boetéia”, que significa “La que trae auxilios venidos del cielo”. Los dos títulos que más se leen en los antiguos monumentos de Oriente (Grecia, Turquía, Egipto) son: Madre de Dios y Auxiliadora (Teotocos y Boetéia). En el año 476 el gran orador Proclo decía: “La Madre de Dios es nuestra Auxiliadora porque nos trae auxilios de lo alto”. San Juan Damasceno, famoso predicador, en el año 749, es el primero en propagar esta jaculatoria: “María Auxiliadora rogad por nosotros”. También, el nombre de Auxiliadora se le daba en el año 1030 a la Virgen María, en Ucrania (Rusia), por haber liberado aquella región de la invasión de las tribus paganas.
Fue con Don Bosco que la advocación se difundió con mayor fuerza. El 9 de junio de 1868 se consagró en Turín, Italia, la Basílica de María Auxiliadora. La historia de esta Basílica es una cadena de favores de la Madre de Dios y su constructor fue, justamente, San Juan Bosco, humilde campesino nacido el 16 de agosto de 1815, de padres muy pobres. A los tres años quedó huérfano de padre. Para poder ir al colegio tuvo que andar de casa en casa pidiendo limosna. La Virgen se le había aparecido en sueños mandándole que adquiriera “ciencia y paciencia”, porque Dios lo destinaba para educar a muchos niños pobres. Nuevamente se le apareció la Virgen y le pidió que le construyera un templo y que la invocara con el título de Auxiliadora. El mismo Don Bosco ideó la imagen de la Señora: vestida con túnica y manto regios, como reina bellísima, coronada de doce estrellas, con la enseña de su Hijo Jesús en los brazos, atento como Ella a los hombres, y con el poder de Dios en su mano derecha, simbolizado en el cetro. Y con los ojos en dirección a la tierra, a la Iglesia, a la Humanidad.
La Solemnidad de María Auxiliadora tuvo su misa central en la parroquia, con la presencia de la numerosa comunidad católica en general y salesiana en particular a la que se suman los alumnos del Colegio a los festejos. La novena se inició para los fieles el 14 de este mes y se desarrolló todos los días.
Al culminar la ceremonia como corolario de la peregrinación se llevó a cabo una suelta de globos que conformaban un gran Rosario que en un símbolo de Fe, elevaba hacia el cielo los deseos expresados por los fieles.