El día que a Luis Tagliapietra le dijeron que el submarino en el que viajaba Alejandro, su hijo mayor, había perdido comunicación con la Base Naval de Mar del Plata, no tenía forma de imaginar todo lo que estaba a punto de cambiar su vida. Un mes después el abogado de 47 años camina apurado por los pasillos de canales de televisión, de edificios militares y del Congreso de la Nación. Habla con periodistas, se reúne con políticos, y representa en la causa penal que investiga la desaparición del ARA San Juan, a familiares que enfrentan con iguales proporciones de pánico que de esperanza, la incertidumbre de no saber qué pasó con el buque.
Luis llega a la redacción de Infobae con un morral de cuero marrón, varias carpetas y un casco colgando del brazo. La moto, dice, es la única forma de atravesar la Capital Federal para cumplir con todas las obligaciones que tiene por estos días. “No puedo dejar de pensar en lo que me falta hacer”, comenta. Tiene casi 90 mensajes de WhatsApp sin leer que se acumularon en apenas unas horas, no los ve a todos, pero antes de empezar la entrevista se asegura de chequear las novedades de “Familias Unidas”, el grupo que comparte con el resto de los familiares del San Juan.
Alejandro Tagliapietra, teniente de corbeta y uno de los 44 submarinistas del ARA San Juan
Unos minutos después, a un mes de la última comunicación radial del submarino, intenta resumir las sensaciones: “Se siente de todo, dolor profundo, mucha tristeza, se me borró la sonrisa. Siento mucha frustración, mucha impotencia”, son las primeras palabras que le salen.
“Mi cáracter no me permite quedarme esperando y por eso salgo a hacer de manera reactiva”, cuenta, sobre eso que lo lleva a correr contra el reloj y a hacer maratones en los canales de noticias, con declaraciones unas veces más medidas que otras, que lo convirtieron en una de las caras más visibles de los familiares. “Hace un mes que mi vida pasa únicamente por esto, por encontrar a mi hijo principalmente y secundariamente por saber la verdad”, dice y deja claras sus prioridades.
Hace días que no logra dormir más de tres horas seguidas, casi no come y dice que sí a todas las propuestas: entrevistas, programas de radio, diarios, reuniones. No está dispuesto a dejar pasar nada que pueda acercarlo al objetivo que desde hace dos semanas, cuando la Armada Argentina dio por concluido el operativo SAR (Search and rescue), lo obsesiona: lograr que se reactive la búsqueda y rescate del submarino en el que está su hijo.
A finales del mes pasado su ex mujer se encargó de desocupar el departamento que Alejandro alquilaba en Mar del Plata. Encontró entre sus cosas su anillo de egresado de la Armada, se lo llevó a Luis y le dijo “esto lo tenés que tener vos”. Él se lo puso y no se lo volvió a sacar. “Yo lo llevo a mi hijo en el alma, en el corazón, en la mente, pero es un símbolo para tenerlo más cerca”, explica sobre el detalle en su mano izquierda.
Durante este mes Luis tuvo que aprender de submarinos, de barcos, de búsquedas en el mar, de posibilidades de supervivencia, de hipótesis y de estadísticas. También se dio cuenta de que en su rol de abogado podía hacer algo más que esperar. Se presentó ante la jueza de Caleta Olivia, Marta Yañez, y pidió constituirse como querellante en la causa penal que investiga la desaparición del submarino, representando legalmente además a otros familiares.
“Sentís esta necesidad de salir a luchar, de visibilizar todo. Por eso ante la incomprensión, ante la falta de respuesta, nos metimos de querellantes en la causa penal y generamos también todo lo que estamos generando: la reunión de esta semana en Diputados, el proyecto de ley, la convocatoria a toda embarcación civil, comercial, navegante, aeronavegante, para que busquen lo que no busca la armada”, enumera.
Luis junto a otros 21 familiares de los 44 tripulantes del ARA San Juan se reunió el miércoles pasado con diputados de los distintos bloques en el Congreso de la Nación, para exigir que se conforme una Comisión Investigadora por fuera de la que trabaja actualmente y que responde a la Armada. Todos los frentes, incluido el oficialismo, dieron el visto bueno al pedido, que se realizó en medio de mucha emoción y del reclamo unánime porque no se abandone la búsqueda.
“Los representantes del bloque oficialista me confirmaron que el presidente se había hecho cargo de nuestro pedido y que lo iba a incorporar a las próximas sesiones extraordinarias para que se apruebe lo antes posible”, compartió Tagliapietra con Infobae, sobre algo que acababan de confirmarle hacía apenas unas horas en uno de los despachos del Congreso de la Nación.
“La Armada lo que es evidente es que nos mintió, nos ocultó y tergiversó la información, por qué lo hizo todavía no lo sabemos. Si tienen mala voluntad tampoco lo sabemos concretamente, si quieren o no encontrar el submarino, tampoco”, dice el abogado y advierte sobre el hecho de que la búsqueda esté yendo hoy “de mayor a menor”. “De una fuerza multinacional única en la historia de la humanidad buscándolo, a que en cuatro o cinco días no quede nadie”, subraya.
Luis, durante sus días en la Base Naval de Mar del Plata
La voz de Luis suena firme, se llena de energía cuando repasa los argumentos y los pedidos de él y de quienes hoy llama sus “hermanos”, los familiares de los otros 43 tripulantes del ARA San Juan. Sólo cuando aparece Alejandro en la charla es que las palabras le tiemblan en la garganta, que aprieta los ojos y busca tocar el anillo en su anular.
Sobre el final de la charla, comparte un recuerdo, de los pocos buenos por estos días: “Uno de mis otros dos hijos, que tiene 25 años y trabaja en un restaurant, el otro día volvió de trabajar a las 2 de la mañana y viene a mi cuarto, se acuesta al lado mío, me abraza fuerte y me dice: ‘papá estoy muy orgulloso de lo que estás haciendo’. Eso a mí me llenó de fuerza. Yo no necesito nada más”.
Hacia afuera Tagliapietra se muestra fuerte. En un mismo día puede estar en cuatro o hasta cinco canales, hablar con distintas radios, discutir y argumentar en cámara, pero reconoce que “como uno se tiene que mostrar en virtud de otros es una cosa, pero lo que pasa cuando me acuesto en mi cama es otra muy distinta”. En los últimos días piensa en la convocatoria de este viernes a las 19 de “llenar todas las plazas del país” para darle fuerza al único pedido que cree importante transmitir y que repite como un karma cada vez que puede: “que no se abandone la búsqueda” .
Fuente: Infobae