Visitamos a William Baccino, titular de la librería, él nos refiere, “La idea desde que adquirí este nuevo espacio es utilizar la Sala de Planta Alta, como lugar para un Salón de Talleres Literarios, el primero va a ser para niños por solicitud de muchas mamás, que son clientes de la librería y me solicitaban un taller de escritura infantil.
Los niños son muy proclives a querer escribir para descargar toda su imaginación, y ser autores de relatos, cuentos y poesías muy hermosas, por eso es bueno encausarlos en la escritura y ayudar así a su formación. He comprometido a una licenciada en letras para lanzar esta actividad.
Además sumar a las actividades la presentación de libros directamente con una acción presencial de los autores. En este sentido el primer invitado será H. Lanvers, a quien muchos han llamado #el Wilbur Smith argentino#, produjo un gran fenómeno editorial con su primera novela, África. Hombres como dioses. Ahora llega, con la violencia de una tormenta del desierto, África. Harenes de piedra, y trae nuevos aires a la novela de aventuras con su autoria de la saga África que son libros de aventuras, son best sellers. Vive en Córdoba, y ha iniciado allí una campaña de difusión dela lectura, entonces vendrá con esta propuesta y por supuesto a hablar de sus libros.
También charlas y cursos para todo tipo de estudiantes interesados en acrecentar sus conocimientos en letras.
A partir de esta inauguración estarán unificadas la librería La Cultura con la sala Eduardo Galeano a disposición de la cultura de Funes con actividades permanentes en este espacio”
Talleres literarios: ¿un espacio para formar escritores o encuentro de lectura y discusión?.
La pregunta sobre los talleres de escritura o literarios, se hace presente. No tan solo en el viejo modo del para qué -si es útil o no el taller, si se puede o no enseñar a escribir (que sigue siendo discutido)-, sino en la búsqueda de una explicación sobre su vigencia y masificación actual
Las opciones se multiplican e incluso la cantidad de asistentes -o interesados- suele superar los cupos disponibles. En diferentes espacios, más o menos formales, en artes de la escritura.
El florecer de la escritura tiene correlato continental y todos ubican sus orígenes, aquella primera oleada, en los 70. Luego se asentó en los 80 y tiene, ahora, un nuevo veranito “el taller literario” es un invento nacional.
Los seres humanos se juntan a contar historias y a compartir ideas en todas las culturas. A esa estructura básica de hablar en ronda se la puede llamar taller, club, partido, bar, grupo de autoayuda, salón literario, puede ser horizontal o tener un coordinador. En un taller literario hay un maestro o guía consagrado; mientras que en el taller de escritura se trabaja con consignas para alentar la escritura. A veces, claro, ambas cosas se mezclan. Concurren quienes buscan animarse o destrabar algo en relación a la escritura, o con aquellos que buscan el trabajo sobre un proyecto ya armado que necesita una orientación.
Es, casi siempre, para gente que ya escribe y necesita un espacio para encontrar el tono, pulir el registro o encontrarse de lleno con la problemática propia que supone la aparición de cualquier texto. La formación de un escritor no es sino la formación de un lector, que luego se dispone a nutrir su propia escritura con eso; la aplicación directa a la escritura, bajo la forma de consignas o de determinados direccionamientos.
Se nutren de aquellos que quieren hurgar en sí mismos y en el lenguaje, pero solo quedan aquellos que, descubren, aun con todas esas dificultades, el placer y el goce de la tarea.
Ahora Funes cuenta con una Sala Permanente para estos Cursos y Talleres, fundamental para lugar de encuentro de tantos escritores novatos y avanzados que quieren compartir sus sapiencias.