KARINA ABELLA en un taller para descubrir que historia cuenta nuestro cuerpo

Si partimos desde la comparación de una casa, uno por el tamaño de la casa, por el espacio del jardín, la disposición de los espacios, puede avizorar la situación económica en que la casa fue construida. Por las condiciones de la pared y la pintura podemos arriesgar si en esa casa viven niños, en función de los detalles, de los arreglos de la decoración nos damos cuenta si en esa casa hay una mujer. Por la cantidad de libros sabemos si en esa casa los que viven estudian o gustan de la lectura. Todos estos detalles que observamos de una casa, nuestro cuerpo también los manifiesta, cómo apoyamos las piernas, nuestros pies, el movimiento de nuestra pelvis, va contando relatando cómo fue nuestra historia. Como movemos los brazos, la posibilidad de girar o no el cuello, va contando muchas vivencias que tuvimos lo largo de nuestra vida. Porque en todos los momentos alegres y felices nuestra musculatura se expandió, se amplió, se hizo más grande y en los momentos de tristeza y de pena, nuestra musculatura se encoge.

El encuentro de este 2 de mayo, será un encuentro donde nadie hablará de su intimidad, nadie contará su historia, Es un encuentro donde los guiaré, y cada uno mirará su cuerpo, y recordara de donde viene y les iré dando un par de pautas y cada uno en forma silenciosa va a comenzar a realizar un mapa de su cuerpo.
Espero les interese la propuesta, los espero.
Lic. Karina Abella

KARINA ABELLA nació en Lules, un pueblo del interior de Tucumán. Rodeada de abuelos, tíos, primos y vecinos, creció al calor de los suyos entre aromas de dulce de frutas y siestas al sol.

Eligió psicología a la hora de encontrar su vocación.

Durante toda la carrera se preguntó ¿qué ocurre con nuestro cuerpo durante los diferentes procesos internos que vivimos? ¿Hay una psiquis física? ¿Nuestro cuerpo también recuerda o solo nuestra mente? Sólo un profesor, en el último año, puDo responder sus inquietudes con una sugerencia: “Ud. debería estudiar “Rolfing” en España o Brasil”.

Al poco tiempo KARINA había averiguado que era el Rolfing. Se trataba de un método desarrollado por una madre desesperada por encontrar solución al problema que sufría su hijo. Ida Rolf, médica bioquímica (1896 – 1979), desarrolló un método de manipulación sobre el cuerpo para aliviar el problema congénito que su hijo padecía en la columna vertebral. No solo logro esto, sino que descubrió los aspectos psicosomáticos que afloraban o se confirmaban en los cuerpos de sus pacientes. ¡Eureka!, Fue la palabra que reboto por los cerros tucumanos.

Ya recibida, KARINA ávida por trabajar, se embarcó en un viaje por distintas provincias atendiendo a diferentes personas y problemáticas. Pasó años yendo y viniendo formándose en distintos países en la técnica Rolfing. Más tarde, en España, accedió a la “Escuela española de terapia Reichiana” involucrándose en el conocimiento del Dr. Wilhen Reich y sus descubrimientos acerca de la psicoterapia caracteroanalítica, sexología, ecología de los sistemas humanos y orgonomía. Aplicando este conocimiento en sus consultas, descubrió y confirmó la idea de que nuestra historia personal también la cuenta el cuerpo y como estamos atravesados íntimamente por “lo social”. Aquí descubre también la importancia de los diferentes aspectos de la sexualidad humana y de cómo deberían ser encausados de la manera más humana posible y al servicio de nuestro bienestar.

En la actualidad, KARINA ABELLA, imparte charlas, talleres y capacitaciones en Argentina y México con el objetivo de humanizar e invitar a habitar nuestros vínculos, cree que es ahí donde nos fortalecemos y adquirimos sabiduría para vivir plenamente. Durante todo el 2018 recorrerá el país con un ciclo de charlas llamadas “El Amor Después de los 40”. Aquí intenta clarificar que estamos buscando cuando decidimos buscar pareja. ¿Desde qué cotidianidad construimos este futuro vínculo que anhelamos? ¿Qué fantasías conservamos hasta el día de hoy, que quizás nos acompañan desde niños en lo que respecta a formar una pareja? ¿Podremos tomar al otro tal cual, con su luz, sus sombras y sus grises? Si en el instante de nuestro cruce con el otro nos encontramos desalojados de nosotros mismos, con grandes carencias y realidades opacas, será muy tentador adosarle el brillo, color y sabor que no tenemos en nuestro diario vivir.

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