Yasaman Aryani es una joven de 24 años que fue condenada en el 2019 por el estado de Irán a 16 años de prisión por hacer una campaña pacífica en contra del uso obligatorio del velo y proclamar abiertamente que dicha práctica es discriminatoria y degradante para las mujeres de su país.
Ayer, luego de haber cumplido ya con dos años de la condena que en febrero de este año fue reducida a nueve años y siete meses, Yasaman pudo volver a su casa gracias a un permiso penitenciario de siete días. Aún así, pronto volverá a la cárcel.
Desde Amnistía Internacional lanzaron una campaña mundial para juntar firmas y reclamar la liberación de la joven y enfatizar que nadie debería pasar un solo día en prisión por el ejercicio pacífico de sus derechos.
Además, indicaron que en las cárceles de todo Irán hay un gran número de personas positivas de coronavirus, lo que genera aún mayor preocupación con respecto a las personas reclusas ya que, según el organismo internacional, no pueden adoptar las mismas medidas de higiene y distanciamiento social.
Yasaman es una de los varios centenares de presos y presas de conciencia encarcelados en Irán. La pena que se le impuso se enmarca en un contexto de represión más amplia ejercida en Irán sobre mujeres que se han alzado en contra de una legislación sobre el uso del velo.
Qué pasó con Yasaman Aryani
En abril de 2019, Yasaman Aryani, su madre Monireh Arabshahi y otras activistas se quitaron el velo en público y repartieron flores en una de las líneas de metro de Teherán, ciudad capital de Irán. “Ojalá un día podamos caminar juntas tú con el hijab y yo sin él”, se escucha decir a la chica mientras regala una flor a una pasajera con velo.
Los videos de ese día se viralizaron por redes sociales y su gesto se convirtió en un reclamo valiente y pacífico por los derechos de las mujeres que son constantemente hostigadas, agredidas y amenazadas en su país.
A los pocos días, Yasamanfue detenida, llevada a un lugar desconocido e interrogada. Su madre, Monireh, fue detenida un día después cuando intentaba saber qué había sido de su hija.
Ambas fueron condenadas a 16 años de cárcel, tras un juicio injusto, en el que no se les permitió el acceso a sus abogados y en el que el presidente del tribunal las gritó e insultó. El delito que se les confirió fue el de “incitar y facilitar la corrupción y la prostitución”.
En febrero de 2020 el Tribunal de Apelaciones de Teherán redujo las penas de ambas a nueve años y siete meses de prisión. Su abogado indicó que presentará una solicitud de revisión judicial de sus condenas y sentencias y reclamar de una vez por todas la liberación total de estas mujeres.