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El Comité Ejecutivo de la NCAA, el más alto estamento del deporte universitario en Estados Unidos, aprobó una modificación que cambia la historia tal como se la conoció hasta ahora: permitirá que los estudiantes-atletas reciban dinero por sus nombres, imágenes y afines.
“En continuidad con los esfuerzos para apoyar a los atletas, la Junta de Gobernadores de la NCAA votó de forma unánime el permiso a los estudiantes que participan de deportes para obtener beneficios a partir del uso de sus nombres, imágenes y afines, en formas que sean consistentes con el modelo colegial”, expresa el comunicado emitido desde la entidad.
Si bien el requisito obligatorio de la NBA de que los jugadores pasaran por la universidad para ser elegibles en el draft aseguró la presencia de los mejores, tampoco sirvió demasiado para atar a los cracks: se puso de moda el one-and-done (“uno y listo”), como se conoce el paso por la NCAA durante una sola temporada, casi de compromiso.
demás, la competencia se fue haciendo cada vez más fuerte. La Liga de Desarrollo, organizada por la NBA, comenzó a utilizar sus propias armas para captar jóvenes: ofrecer contratos de 125 mil dólares, que sumados a la posibilidad de firmar con un representante y abrirse a los beneficios del profesionalismo, pintaban otro panorama para los chicos.
Los equipos del exterior también hicieron su parte. LaMelo Ball, hermano de Lonzo e hijo del mediático LaVar, se había comprometido con la tradicional UCLA. En casos como el de quien desde temprano fue señalado como uno de los mejores de la clase 2001, se sabe que independientemente de lo que hagan tras la secundaria, serán elegidos entre los primeros del draft.
Pero en lugar de ir a la UCLA, terminó firmando en el básquetbol lituano. ¿Por qué? Porque la marca de su padre había hecho las zapatillas “LaMelo”, lo que ponía en peligro su elegibilidad universitaria, ya que ingresaría dinero por su nombre. Ir a Europa le ahorró esos problemas, le permitió generar ingresos y no afectará su alta posición cuando le toque ser drafteado.
A la NCAA no le quedó más alternativa que tomar cartas en el asunto antes de seguir perdiendo terreno. La decisión “asegurará equidad e igualdad de condiciones” para los estudiantes-atletas.
“Esto crea un camino para mejorar las oportunidades de los chicos, mientras nos aseguramos de que compitan contra otros estudiantes y no contra profesionales”, expresó Mark Emmert, presidente de la NCAA.