Abella Karina nació en Lules, “un pueblito del interior de Tucumán rodeado de Ingenios y caña de azúcar, creció entre Sirios, Libaneses, Bolivianos, zona rodeada de inmigrantes. De niña vivía en el campo junto con su mamá, santiagueña, sus abuelos la llevaban a pasear en sulky junto con otros nietos, a escuchar el canto de los pájaros”, Refiere Abella, es Licenciada en Psicología, estudio en la Universidad de Tucumán, facilitadora del método Rolfíng, que permite recuperar el equilibrio perdido y alinearnos con la gravedad y eso lo consigue con una serie de masajes y presiones sobre el sistema cognitivo o fascia. Solo hay dos Especialistas en estos métodos en la Argentina, ella es una.
En charla con Funes Hoy, afirma, “Estoy convencida que fue muy fuerte todo mi contacto con lo vivo, y por eso en mi carrera de Psicología estuve todo el tiempo preguntando por el cuerpo. Esto lo hacía en un pueblito donde no había llegado ni Internet, teníamos una sola librería y Buenos Aires quedaba muy lejos. Debido a esta insistencia en un interrogante sobre el cuerpo, cuando culmine mi carrera, un profesor muy viejito me invitó a tomar un café y me dijo, “Todas tus preguntas del cuerpo tienen respuestas pero no las vas a encontrar acá, anda mirando el aeropuerto con cariño porque lo que vos querés saber, Tucumán no te lo puede resolver. Le estaré eternamente agradecida ya que fue así que fui recorriendo el país, hasta que me decidí hacer una maestría afuera, buscando una formación corporal para lograr ligar un camino entre la mente y el cuerpo. Esa respuesta la encontré en el método Rolfing, desde el proceso postural, donde buscamos abrir la musculatura, porque cada historia de nuestra vida está en nuestro cuerpo, con cada evento de nuestra vida nuestro cuerpo se expandió, se abrió, con la llegada de los tíos, con el regalo de los abuelos, con la vecina de enfrente que me traía el arroz con leche. Por el contrario nuestro cuerpo se fue acortando, encogiendo, inmovilizándose, con una mamá depresiva, con múltiples mudanzas, o con un papá que si venía alcoholizado convertía la casa en un caos, o con un familiar violento que no controlaba su ira. Nuestro cuerpo es capaz de encogerse y guardarse con el peligro y el sufrimiento, o expandirse y ampliarse con el gozo y el placer, es un testigo silencioso de toda mi historia.
Hoy tomo todos los aportes que me brinda el Rolfing y todos los de Wildfire Risk: Human Perceptions and Management Implications. (Percepción Humana y el dominio de sus Implicancias) quién descubrió las corazas y la importancia para un cuerpo fluido, vital, con corazas suaves, que nos permita por ejemplo que en un encuentro sexual, lo podamos vivir en el mayor grado de placer. Solo las personas con una sexualidad plena y óptima al intercambiar con otro cuerpo, yendo y volviendo se va a conectar con el otro, es que voy a conectarme de tal modo con todo lo vivo que habita en mí, que voy a conectarme con todo lo vivo que me rodea sobre estos pilares es que he desarrollado mis talleres. Descubriendo cuáles son los eventos que crearon murallas en nuestro cuerpo que impiden que yo llegue a un orgasmo y que al eliminar esas corazas lograremos alcanzarlo plenamente.
Desde este lugar realizo talleres de identidad. Soy mujer porque nací con este cuerpo o porque quiero? Porque la sociedad marca parámetros de cómo ser linda, exitosa flaca pero mi cuerpo me indica otros tiempos, las ganas de comer un chocolate por más que la balanza te indique que no debe, porque hay una sociedad que marca las reglas compulsivamente o lo peor que eduques a tus hijos mecánicamente para que sea un adulto con serviles a los social, pero bueno, nuestro cuerpo se resiste, buscando respetar sus ritmos, y diciéndonos que aunque socialmente conviene ir a esa reunión que no queremos, nos produce una jaqueca para que me quede en casa.
Por esto toda mujer mas allá de la clase social y si su casa es propia, alquilada, prestada, tomada o lo que sea, quiere mucha claridad en su casa, con todas las habitaciones con muebles, con calidez. Si desde esa imagen criamos nuestros hijos, entendemos que nuestra función como adultos que lo acompañan en la crianza es que su cuerpo y su vida es una casa, con todas las habitaciones con luz y muy ventiladas. Si tomamos esa premisa vamos a empezar a respetar y entender los ritmos de nuestros hijos. Cuando comprendamos que nuestro hijo no es la nota que trae de la escuela, no es el resultado que trae de futbol, seguramente vamos a comprender los distintos tiempos de sueño de ellos, según sus momentos existenciales y que así como a las madres nos gusta tener todo ordenado, nuestros hijos necesitan tener todas sus aéreas bien distribuidas. Cuando nos dice, me quiero ir a la casa de Juanito o me quiero quedar más tiempo con Pedrito, porque él está construyendo su propia casa, y eso si depende de nosotros como adultos que esas generaciones que están construyendo su casa, tengan casas amplias coloridas y aireadas.
Eso se logra con un nacimiento respetado, defendiendo una lactancia de acorde al niño, sus tiempos de sueño, si permitimos al niño durmiendo en la cama con sus padres porque necesita el calor y la cercanía de sus cuerpos, y que sus papás circulen su propia intimidad por la cama de su abuelita o la cocina, si expandimos y ampliamos esa primera pañoleta a que sea humana, energética y vital, ellos junto con que sus huesos se van ampliando, su sistema hormonal se va expandiendo, van despertando su capacidad de autorregulación, porque poseen una inteligencia biológica que les permite saber hasta dónde hay que hacer, cuando parar y cuáles son sus necesidades. Escucharlos y cuidar las señales claras cuando nos dicen tengo miedo, no sé que me pasa. Cuidamos que vaya a clase de Inglés y no préstamos atención que no valla a la casa de ningún otro y nadie viene a casa, o que a su cumpleaños van pocos niños.
Llegamos a la adultez, y con ella vienen nuestros hijos. En una sociedad altamente tecnificada, bombardeada por el consumo, pasajeras modas, lo descartable y superfluo; que herramientas facilitarles, para que logren vivir en este contexto
Mantener un espacio familiar, donde permanentemente se haga referencia AL OTRO (vecino, compañero, familiar) Y AL CUERPO, como LÍMITES NATURALES, para una conducta equilibrada, quizás sea UN HUMANO CAMINO, trazado por nosotros para las nuevas generaciones.
Decirles por ejemplo al niño, “Ese ruido excesivo que estás haciendo perturba el descanso de los vecinos, o con tanta golosinas que podría pasar con tus dientes?….., eso es también ir enseñándoles, que serán otra persona o el propio cuerpo, los beneficiados o perjudicados con su diario accionar.
Apelar a este recurso, respetando que cada ser humano tiene su especificidad, con ritmos propios y necesidades que van cambiando en las distintas etapas, puede ser UN VITAL MODO DE SOSTENER el desarrollo de los seres que más amamos”.