Cada 25 de septiembre se celebra el Día Mundial del Farmacéutico, organizado por la Federación Internacional Farmacéutica. En esta ocasión desde FIP se ha elegido el lema “Transformado la salud global” con el que se quiere destacar todo lo que hace la Profesión Farmacéutica para contribuir de manera integral a la mejora de la salud, a través del acceso a medicamentos seguros, eficaces, de calidad y asequibles, pero también de los servicios asistenciales farmacéuticos.
Este año de manera especial, Juntos por el Cambio quiere destacar la importante labor de la profesión farmacéutica durante la pandemia tanto para detener su propagación como para garantizar siempre el acceso a los medicamentos.
En charla con Funes Hoy, la Concejal Martelli destacó sobre la farmacéutica de Beatriz Anastasio de Marchetti, “fue la primera mujer en abrir una farmacia en la Ciudad, en aquel momento, San José de los Sapos, en la esquina de Angelomé y Santa Fe y aún hoy, luego de más de 50 años, la farmacia continúa funcionando en la esquina de Santa Fe y Pellegrini. En todos sus años de servicios, atendió y vacunó a cientos de Funenses.
Beatriz mantiene latente su Amor a la profesión; respeto a la vida y al paciente en su sentido más amplio. Su empatía de situarse en la perspectiva del paciente; humildad como un ser humano con fortalezas y debilidades; responsabilidad; calidez con una relación cordial y de confianza con el paciente.
Como es potestad del Concejo Municipal de Funes distinguir a ciudadanos que desarrollaron su actividad social en todas sus modalidades transmitiendo un enriquecimiento en culturas, en todas sus expresiones, para la localidad y la región, propuse que desde el Bloque Juntos por El Cambio presentáramos este Proyecto que como mujer me enorgullece para distinguir a la Farmacéutica Beatriz Anastasio de Marchetti, por su destacada trayectoria profesional de 54 años ininterrumpidos desarrollados en nuestra ciudad”, finalizó Anita.
Su hijo Marcelo Marchetti escribió unas emotivas palabras sobre la historia y trayectoria de la Farmaceutica distinguida:
BEATRIZ
“La Beti”, farmacéutica de alma, con más de cincuenta años de ejercicio en la profesión. Nació en Rosario, en el año 1935, segunda hija de don Amaro Anastasio y Zulema Roda. Se crió y desarrolló en barrio Azcuénaga; gustaba del patín que practicaba en el club Libertad, donde conoció a su futuro esposo Alberto Marchetti, con quién tuvo tres hijos: Marcelo, Juan Alberto y Fernando. Se recibió en la reconocida Universidad Nacional del Litoral, años aquellos en los que pocas mujeres seguían una carrera universitaria y lograban ser profesionales.
Comenzó su actividad trabajando ad honorem en la farmacia del Hospital Centenario, y como regente en una farmacia de barrio Belgrano.
En el año 1966 en sociedad con su cuñado abre su farmacia en el pueblo San José de los sapos (hoy Funes), en una antigua casona ubicada en la esquina de calles Santa Fe y Angelomé, frente a la Comuna, propiedad de la familia Juri; hoy el conocido resto bar Ventanales.
Allí empezó, con su segundo hijo recién nacido que llevaba en su moisés. siendo la única farmacia de aquella comunidad. En esos tiempos la Comuna, el correo, la estación de trenes, el dispensario Bernardo A Houssay, el médico del pueblo Dr. Abel Faust, eran algunos de los referentes de aquel pequeño pueblo acogedor.
En el año 1972 aproximadamente, compra la esquina de las calles Santa Fe y Carlos Pellegrini, donde se construye el edificio con dos pequeños locales a cada lado del mismo, tal cual hoy funciona la heladería Buen Humor, remisería, etc.
Años de sacrificio y esfuerzo se sucedieron allí, era un local nuevo, estanterías y muebles nuevos, grandes ventanales muy atractivo a la vista. Se recuerda la primera máquina de sumar a manivela, la primera calculadora “magiclic” del tamaño de un ladrillo con pequeñas teclas, la primera máquina de escribir “olivetti”, que ayudó de mucho para la facturación por quintuplicado, que hasta ese entonces se hacía a mano para la obra social de ferroviarios, bancarios. Por aquellos años también se la conocía a Beatriz por su buena mano para aplicar inyecciones, empezó con las jeringas de vidrio y agujas metálicas, que se desinfectaban con agua hirviendo y alcohol. Las muchas idas y venidas a la casa de los pacientes que reclamaban su servicio, y también los continuos viajes a Rosario para traer los pedidos de la droguería porque no existían los repartos diarios.
Su dedicación y profesión la obligó a estar alejada de su familia, que residía aún en la misma ciudad, a quienes veía los fines de semana cuando terminaba la actividad escolar, se improvisaban camas con fardos de algodón en el depósito, y todos trabajaban y colaboraban. El compromiso era continuo y sin descanso que fue aliviado con la llegada de otras farmacias como Vázquez en primer lugar, luego Splendiani, Luchetta, Renz, y así sucesivamente.
En el año 1978, se compra la propiedad actual ya de manera independiente donde había una vieja ferretería y una zapatería, se reforma todo el frente a nuevo y la casa atrás donde ahí ya pudo traer a su familia a vivir con ella. Fue muy particular la mudanza al nuevo local, porque nunca se cerró la farmacia, fue hecha en una noche, con la ayuda familiar, había que cruzar la calle con las estanterías cargadas de medicamentos con mucho cuidado para que nada se rompa y así hacerlo lo más rápido posible, para el otro día estar nuevamente abierto a las 8:30hs. Era gracioso ver los clientes sorprendidos buscando la farmacia. Así se fueron sucediendo los años, con altibajos, con el compromiso asumido y mucha perseverancia.
Beatriz ha dedicado su vida a su profesión, a la atención y ayuda de sus clientes, pacientes, amigos, lo hizo en armonía, de alma y corazón porque aquí, ahora en la pujante ciudad de Funes, está su gran familia, su lugar en el mundo.