Día internacional contra la violencia y el acoso escolar, incluido el ciberacoso

Los Estados miembros de la UNESCO designaron el primer jueves de noviembre de cada año como el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela, incluido el Ciberacoso, y reconocer así que la violencia en el entorno escolar bajo todas sus formas atenta contra los derechos de los niños, niñas y adolescentes, su salud y bienestar.

En este sentido, la UNESCO hace un llamamiento a los Estados miembros asociados de las Naciones Unidas, a otras organizaciones internacionales y regionales, a la sociedad civil, incluidas las organizaciones no gubernamentales, a las personas y otras partes interesadas a prestar ayuda en la promoción, organización y celebración de este día, con el objeto de concientizar sobre los riesgos del acoso escolar y los métodos para evitar la violencia en los centros escolares, y establecer un protocolo de actuación ante los casos de este tipo.

El bullying o acoso escolar es la forma de comportarse o dirigirse a otra persona, ya sea de forma verbal o física, que causa un daño temporal o permanente en la víctima. Consiste en un tipo de hostigamiento reiterativo de una o más personas hacia sus semejantes, en el cual la persona sufre de amenazas, intimidación, manipulación e inclusive agresiones físicas. Es un enemigo silencioso que se nutre de la soledad, la tristeza y el miedo.

Estos actos violentos poseen repercusiones negativas considerables, fundamentalmente en los rendimientos escolares, la salud mental y la calidad de la vida en general. Los niños, niñas y adolescentes frecuentemente acosados corren tres veces más el riesgo de padecer de ostracismo en sus escuelas que aquellos y aquellas que no lo son, y también corren dos veces más el riesgo de faltar a clases. Por ello, obtienen resultados escolares menos satisfactorios que sus compañeros y compañeras, y tienen más propensión a abandonar su educación formal al terminar los estudios secundarios.

De acuerdo con estudios realizados por UNICEF, un alto porcentaje de los niños, niñas y adolescentes de todo el mundo sufre de acoso escolar en alguna oportunidad, por lo que se estima que uno de cada tres es víctima de este tipo de comportamiento. Quienes cometen estos actos de violencia y acoso en el entorno escolar son principalmente los propios compañeros y compañeras, pero en algunos casos también docentes y personal escolar.

Por su parte, el ciberbullying es una de las violencias digitales mayormente conocida en el mundo, que puede darse de diferentes formas e involucra diversos roles, tales como el acoso, la exclusión y la manipulación, tanto en plataformas digitales como en redes sociales, y cuyo objetivo principal consiste en denigrar y humillar a la víctima. Es el acoso escolar a través de e-mails, blogs, mensajería instantánea, redes sociales, mensajes de texto, imágenes digitales enviadas mediante teléfonos móviles, salas de chat, carteleras web y demás páginas disponibles.

El ciberbullying presenta ciertas características similares al bullying tradicional (conducta agresiva, desequilibrio de fuerzas entre hostigador u hostigadora y hostigado u hostigada, y reiteración), pero también algunas diferencias, particularmente respecto al anonimato que brindan las nuevas tecnologías y la accesibilidad permanente. Por otra parte, los niños, niñas y adolescentes temen que, al denunciar el acoso que sufren o al pedir ayuda, se les impida continuar utilizando estos recursos.

Ver a tus hijos sufrir el dolor físico y emocional del acoso o el ciberacoso es desolador.

Algunos padres no saben por dónde empezar para proteger a sus hijos del acoso y la violencia. Hay otros que no saben si sus hijos son víctimas, testigos o incluso los perpetradores de esos comportamientos dañinos.

Estos son algunos consejos sobre cómo iniciar una conversación con tus hijos:

Entender los conceptos básicos

¿Qué es el acoso?

Por lo general, el acoso puede identificarse a través de tres características: intención, repetición y poder. Un acosador tiene la intención de causar dolor, ya sea a través del daño físico o de palabras o comportamientos hirientes, y lo hace de manera repetida. Los niños tienen más probabilidades de ser víctimas de acoso físico, mientras que las niñas suelen sufrir acoso psicológico.

Más que un incidente aislado, el acoso es un patrón de comportamiento. Los niños que acosan a otros suelen tener a un estatus social más alto o una posición de poder, es el caso de niños que son más grandes o fuertes o considerados “populares”.

Los niños más vulnerables se enfrentan a un riesgo mayor de ser víctimas de acoso. Normalmente, se trata de niños de comunidades marginadas o de familias pobres, niños con identidad de género distinta, con discapacidades, migrantes o refugiados.

El acoso puede darse en persona o en línea. El ciberacoso suele producirse a través de las redes sociales, mensajes de texto, SMS, mensajería instantánea, correo electrónico o cualquier otra plataforma que utilicen los niños. Dado que los padres no siempre saben lo que hacen sus hijos en esas plataformas, puede resultar difícil identificar cuándo el niño tiene un problema.

¿Por qué debo intervenir si mi hijo es víctima de acoso?

El acoso puede tener consecuencias perjudiciales y duraderas para los niños. Además de efectos físicos, el acoso puede ocasionar problemas emocionales y de salud mental, como depresión o ansiedad, que pueden derivar en el abuso de sustancias o empeorar el rendimiento en la escuela. A diferencia del acoso en persona, el ciberacoso puede llegar a la víctima en cualquier lugar y en cualquier momento. Puede producir daños graves, ya que puede afectar muy rápido a mucha gente y dejar una huella permanente en línea para todos los involucrados.

Tu hijo tiene derecho a vivir en un entorno escolar seguro y enriquecedor en el que se respete su dignidad. La Convención sobre los Derechos del Niño subraya que todos los niños tienen derecho a una educación y a estar protegidos contra todas las formas de violencia física o mental, lesiones o abusos. El acoso no es una excepción.

El primer paso es la prevención

¿Cómo puedo ayudar a prevenir el acoso en la escuela de mi hijo?

El primer paso para mantener a tu hijo a salvo, ya sea en  línea o en el mundo real, consiste en asegurarte de que conoce el problema.

  1. Explícale qué es el acoso. Cuando sepa lo que es, tu hijo podrá identificarlo más fácilmente, ya sea que les esté sucediendo a ellos o a alguien más.
  2. Háblale abiertamente y con frecuencia. Cuanto más le hables a tu hijo sobre el tema, más cómodo se sentirá para contarte si ha sido testigo o víctima. Pregúntale a diario por la escuela y por su actividad en línea, interésate por sus clases y actividades pero también por sus sentimientos.
  3. Enséñale a ser un ejemplo positivo para los demás. En el acoso hay tres partes: la víctima, el perpetrador y el testigo. Aunque un niño no sea víctima de acoso, sí puede evitar que ocurra siendo inclusivo y comportándose de manera respetuosa y amable con sus compañeros. Si presencia un caso de acoso, puede defender a la víctima, ofrecerle ayuda y/o cuestionar ese comportamiento.
  4. Ayuda a tu hijo a confiar en sí mismo. Anima a tu hijo a inscribirse en clases o participar en las actividades de la comunidad que más le gusten. Esto le ayudará a ganar confianza en sí mismo y a hacer un grupo de amigos con intereses comunes.
  5. Sé un modelo a seguir. Muéstrale a tu hijo cómo tratar a los demás niños y adultos con amabilidad y respeto haciendo lo mismo con la gente que lo rodea, incluso hablando cuando otros están siendo maltratados. Los niños consideran a sus padres ejemplos de cómo comportarse, también con lo que publican en Internet.
  6. Forma parte de su experiencia en línea. Familiarízate con las plataformas que usa tu hijo, explícale cómo están conectados Internet y el mundo real y adviértele de los distintos peligros a los que se enfrenta en la red.
No sé si mi hijo es víctima de acoso. ¿Qué señales debo tener en cuenta?
  • Obsérvalo de cerca. Fíjate en el estado de ánimo de tu hijo, ya que es posible que algunos no expresen sus preocupaciones verbalmente. Los signos a tener en cuenta incluyen:
    • Marcas físicas, como moretones inexplicables, arañazos, huesos rotos o heridas.
    • Miedo de ir a la escuela o de participar en eventos escolares.
    • Ansiedad, nervios o estado de alerta.
    • Tiene pocos amigos en la escuela o fuera de ella.
    • Pierde amigos de repente o evita situaciones sociales.
    • Su ropa, dispositivos electrónicos u otras pertenencias personales se pierden o aparecen rotos.
    • Pide dinero con frecuencia.
    • Empeora su rendimiento académico.
    • Falta a la escuela o llama desde allí para irse a casa.
    • Procura estar cerca de adultos.
    • No duerme bien y tiene pesadillas.
    • Se queja de dolor de cabeza, de estómago o de otras molestias físicas.
    • Parece angustiado después de pasar tiempo en Internet o en el móvil (sin una explicación razonable).
    • Se muestra reservado, sobre todo con respecto a su actividad en Internet.
    • Está agresivo o tiene arrebatos de ira.
  • Habla abiertamente. Habla con tu hijo sobre lo que considera un buen o mal comportamiento en la escuela, en la comunidad y en Internet. Es importante mantener una comunicación abierta para que se sienta cómodo contando lo que pasa en su vida.

La respuesta al acoso

¿Qué hago si mi hijo sufre amenazas o es víctima de acoso?

Si sabes que tu hijo está siendo víctima de acoso, puedes tomar una serie de medidas para ayudarlo:

  1. Escucha a tu hijo abierta y tranquilamente. En vez de tratar de encontrar la causa del acoso o resolver el problema, céntrate en hacerle saber que lo escuchas y lo apoyas. Asegúrate de que sepa que no ha sido su culpa.
  2. Dile que le crees; que te alegras de que te lo haya contado, que no es su culpa y que harás todo lo posible por ayudarlo.
  3. Habla con su profesor o con la escuela. Tu hijo y tú no tienen que enfrentarse solos al acoso. Pregunta en la escuela si cuentan con una política o un código de conducta contra el acoso. Esto puede servir tanto para el acoso en persona como en línea.
  4. Apoya a tu hijo. Para tu hijo, contar con el apoyo de su madre o su padre es fundamental para lidiar con los efectos del acoso. Hazle saber que puede hablar contigo en cualquier momento y tranquilízalo asegurándole que todo irá bien.
¿Qué puedo hacer si mi hijo acosa a otros?

Si crees o sabes que tu hijo está acosando a otros niños, es importante recordar que no es inherentemente malo, sino que puede estar tratando de exteriorizar algo. Muchas veces, los niños que perpetran el acoso quieren integrarse, necesitan atención o simplemente están tratando de lidiar con emociones complicadas. En algunos casos, los acosadores son, a su vez, víctimas o testigos de la violencia en su hogar o comunidad. Hay varios pasos que puedes seguir para ayudar a tu hijo a parar con el acoso:

  1. Fomenta la comunicación. Entender por qué tu hijo está actuando así te ayudará a saber cómo ayudarlo. ¿Se siente inseguro en la escuela? ¿Está peleando con un amigo o hermano? Si le cuesta explicar su comportamiento, podrías consultar a un orientador, trabajador social o profesional de la salud mental, que están capacitados para trabajar con niños.
  2. Trabaja formas sanas de afrontar el problema. Pídele a tu hijo que te explique una situación que lo haya frustrado y ofrécele formas constructivas de reaccionar. Utiliza este ejercicio para pensar en otras situaciones que podrían darse en el futuro y proponer reacciones que no hagan daño. Anima a tu hijo a “ponerse en los zapatos del otro” y a imaginarse qué ha podido sentir la persona que ha sido víctima de acoso. Recuérdale que los comentarios que se hacen en línea también duelen en el mundo real.
  3. Obsérvate a ti mismo. Es común que los niños que acosan estén imitando lo que ven en casa. ¿Están expuestos a comportamientos física o emocionalmente dañinos de sus padres o cuidadores? Reflexiona y piensa honestamente en cómo te muestras ante tu hijo.
  4. Hazle ver las consecuencias de lo que hace y dale la oportunidad de rectificar. Si descubres que tu hijo ha acosado a otros, es importante mostrarle las consecuencias de forma adecuada y no violenta. Podría ser limitando sus actividades, especialmente las que fomentan el acoso (reuniones sociales o tiempo frente a la pantalla o en redes sociales). Anímalo a disculparse ante sus compañeros y ayúdale a encontrar formas de ser más inclusivo en el futuro.

Toma medidas

Además de ser un apoyo para tu hijo, también puedes trabajar con la escuela e incluso con los dirigentes locales y los responsables de la toma de decisiones a nivel local o nacional con el fin de cambiar políticas para prevenir y abordar el acoso. Más información:

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