La menor, tras ser rescatada de la casa del hombre, en Parque Patricios, fue trasladada a un hospital de la zona; allí, además de constatar su estado general de salud, se le harán exámenes específicos para determinar si durante su cautiverio fue víctima de algún abuso de índole sexual.
Cámaras de seguridad registraron, ayer a las 19.45, a un hombre que se llevaba de su casa a la menor. El sospechoso, según fuentes policiales, sería un albañil que trabajaba en el conventillo donde vivía la nena, en Gaona al 3700. Tras la desaparición, familiares de la menor, Camila, cortaron la esquina de Avenida Gaona y Helguera para reclamar su búsqueda.
La mamá de la chica le explicó a la policía que su hija había salido de la habitación del complejo donde viven hacia otra, en busca de un encendedor, y que nunca había vuelto. La vecina del otro cuarto dijo que, efectivamente, le había dado el encendedor y ya no volvió a ver a la niña.
El Área de Investigaciones de la Comisaría Comunal 11 y de la División Búsqueda de Personas de la Policía de la Ciudad realizaron una inspección del conventillo y trabajaron con las cámaras de seguridad de la zona. En esas imágenes advirtieron que el albañil que trabaja en el lugar se había retirado del complejo habitacional con la menor.
Se identificó que el albañil en cuestión, Melquíades Romero, de 44 años, vivía en La Rioja y Rondeau, Parque Patricio. Efectivos que realizaban una vigilancia discreta del domicilio lo vieron salir y lo detuvieron en la vía pública. Según informaron fuentes de la Policía de la Ciudad, con orden del fiscal porteño Roberto Sola se realizó el allanamiento de la propiedad, en cuyo interior fue encontrada Camila; estaba en la habitación del albañil y, según las primeras inspecciones, estaba en buen estado de salud.
La menor fue trasladada a un hospital, donde en este momento se le realizan los chequeos médicos correspondientes. También interviene personal especializado del área de Violencia de Genero de la Comuna 11, para brindar asistencia a la menor y a su familia.
FUENTE: LA NACIÓN