Cristina Kirchner, detrás del libro: se relanza con un plan para ahuyentar temores de inversores

 

La presentación de un libro de prosa intimista y críticas furibundas a Macri será el medio elegido por Cristina Kirchner para irrumpir en el ruedo electoral, mientras avanza en su plan económico de cara a un eventual tercer gobierno.

Si bien hasta anoche no estaba confirmado que fuera a formalizar su candidatura, el anuncio de su sola aparición en público desde hoy a las 20 para presentar “Sinceramente” sacudió la Feria del Libro, con entradas agotadas y la disposición de una logística extraordinaria para garantizar la seguridad en el salón Jorge Luis Borges, con capacidad para 1.000 invitados.

El resto de los 15.000 simpatizantes previstos la seguirán en dos pantallas gigantes dispuestas dentro y fuera de La Rural.

Así, en el lapso de una semana, fue blanco del Gobierno, que la culpó de la última corrida cambiaria, y fue también destinataria de la carta de Macri, paradójicamente, para que se siente con él en una mesa junto al resto de la oposición, la Iglesia, empresarios y CGT.

En un caso, la respuesta fue que el macrismo filtró en realidad el falso rumor de que un eventual gobierno kirchnerista iría al default. En el otro, lo que vieron en su entorno es una “maniobra electoral” para correrla de escena.

Su presencia frente a referentes políticos, de la cultura y periodistas autorizados servirá justamente para reforzar su imagen y reencontrarse con sus seguidores.

La senadora, en cambio, aprovechó “Sinceramente” para despacharse contra la “catástrofe económica y social”, un “plan” que según ella requirió de su “persecución” mediante las 11 causas judiciales que la investigan por supuestos hechos de corrupción.

Y, de paso, calmar a la militancia, desconcertada por la falta de certidumbre y la disputa irresuelta en el peronismo de cara al cierre de listas en junio.

El operativo clamor tendrá lugar en medio de los visibles esfuerzos del kirchnerismo por enviar señales al establishment y despejar la incertidumbre económica en torno al posible regreso al poder de la exmandataria o de su espacio como parte de una alianza antimacrista aún indefinida.

Su equipo económico, con Axel Kicillof a la cabeza, ya está trabajando en el día después del 10 de diciembre. Mientras una nueva misión del Fondo Monetario Internacional desembarcaba ayer en Argentina, el exministro de Economía viajó a Washington para reunirse hoy con la Cámara de Comercio de Estados Unidos, las autoridades del “Caucus progresista” del Congreso y la Organización por los DDHH en América (WOLA).

Se trata de la primera visita del año de Kicillof a Estados Unidos, en donde mantendrá por la tarde un encuentro con Larry Cohen, asesor del democráta socialista Bernie Sanders, junto a referentes sindicales y sociales en el sindicato postal American Postal Workers Unión. La gira continuará el viernes con la charla que encabezará a las 10.30 en el Wilson Center, un think tank por el que ya pasaron Sergio Massa y José Luis Espert.

Allí se espera la presencia de inversores, que estarán atentos a lo que pueda decir el diputado nacional sobre “el presente y futuro de la economía argentina”, luego del encuentro que mantuvo ayer con funcionarios del gobierno de centroizquierda de Manuel López Obrador en México, en donde destacó las “coincidencias” entre el presidente mexicano y Cristina, y apostó por un alianza regional para combatir el neoliberalismo.

En el centro del poder político, lo consideran una personalidad gravitante en la política argentina. “Axel Kicillof, un legislador y miembro del Frente peronista para la Victoria, es uno de los más críticos de las reformas y la austeridad a favor del mercado de Macri. Exministro de Economía bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner de 2013 a 2015, el Sr. Kicillof es todavía considerado uno de sus asesores más cercanos”, reza la convocatoria del Wilson Center.

Al Fondo, con condiciones

El roadshow de Kicillof en el norte forma parte del plan de reactivación económica con el que especulan cerca de Cristina Kirchner, cuyos lineamientos generales contemplan un shock inicial al consumo, la desdolarización de las tarifas y la reprogramación de los vencimientos de deuda del 2020 por unos u$s18.000 millones.

Dentro de ese esquema, es clave la reformulación del acuerdo con el FMI por u$s57.000 millones. Esto permitiría, según lo previsto, obtener un mayor margen de acción para evitar el “condicionamiento” de la política económica y esquivar el combo de reformas en las que Macri no pudo avanzar por la oposición del peronismo y la CGT.

La relación que imagina el exfuncionario es la de una negociación desde una “posición de fuerza”. En “Y ahora qué”, el libro que presentó la semana pasada en La Rural hay una anécdota ilustrativa sobre una serie de reuniones que mantuvo durante la última gestión de Kirchner con técnicos del staff del Fondo.

“Ustedes no vienen a tomarme examen a mí como ministro de Economía. Ustedes tienen que ponerse a disposición para ver en qué pueden ayudar al desarrollo de un país democrático y soberano”, cuenta en una entrevista, una de las varias incluidas en la edición de Siglo XXI.

“Le doy mi opinión así me pregunte Cristina, Cambiemos o un cliente”, sostuvo. La idea de fondo es recuperar la “filosofía” de los gobiernos kirchneristas, aunque advierten que la situación económica será peor a la del 2003.

Salarios, tarifas y motores

Uno de los primeros pasos que evalúan cerca de Cristina es un shock de consumo mediante paritarias por encima de la inflación, la modificación del índice de actualización de las jubilaciones -que el año pasado estuvo por detrás de los precios-, y el incremento de las asignaciones por hijo (AUH), atadas al mismo indicador que los haberes. Esas medidas, dicen, permitirían poner en marcha la industria y el empleo.

“El motor es el consumo y hay que redefinir el gasto público, hoy gastás más que antes en deuda en lugar de priorizar el mercado interno”, señaló Santiago Fraschina, director de Economía en la Universidad de Avellaneda, quien mañana presentará en el Instituto Patria “Pasaron Cosas”, un balance crítico en formato libro sobre la economía de Macri.

Luego de una fuerte devaluación y la salida anticipada de su antecesor por la represión en Puente Pueyrredón, Néstor Kirchner prosiguió con el programa de Eduardo Duhalde, con la vigencia de las retenciones y los planes sociales, renegoció la deuda, y subió salarios y jubilaciones por decreto. Lo acompañaba entonces en el Ministerio de Economía, Lavagna, hoy ubicado en el peronismo federal que compite con Cristina.

“El contexto internacional es diferente, no nos enamoramos de las herramientas sino del objetivo que es pleno empleo, industrializar y distribuir progresivamente el ingreso”, asegura Fraschina.

De la mano del crecimiento, el Estado reforzaría su recaudación, hoy afectada por la caída del consumo y la actividad, dos rubros que redujeron los ingresos por IVA, contribuciones a la seguridad social y los derechos de exportación e importación.

Con más “torta” para administrar, explican cerca de Cristina, se relajarán tensiones económicas y políticas. Así, por ejemplo, no habría que elegir entre recortar subsidios a Vaca Muerta o las jubilaciones. El segundo paso sería la fijación de retenciones con un esquema móvil  y diferencial que exima a los pequeños productores. Una medida en la que Kicillof ya cuenta con el apoyo de la Federación Agraria.

Para bajar la inflación, en tanto, el plan “R” prevé una desdolarización de las tarifas, uno de los principales rubros que junto con alimentos hoy motoriza la inflación. En marzo, el INDEC registró un aumento del 4,7% mensual y un 54,7% en los últimos 12 meses, el nivel más alto desde 1992, lo que empujó a Macri a relanzar Precios Cuidados y congelar en forma parcial las tarifas hasta las elecciones.

Ese programa emblemático del kirchnerismo, que en el último período de Cristina generó tensión con supermercados y en algunos casos desabastecimiento, será complementado con la Ley de Góndolas impulsada por el dirigente social Juan Grabois, el amigo del Papa que esta semana se enfrentó con el dueño de Mercado Libre, Marcos Galperín, tras la decisión del Gobierno de derivar el pago de planes sociales a su plataforma digital.

 

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