De a poco el Mundial va entrando en la etapa más atrapante y en medio de esas definiciones a todo o nada las capacidades se potencian. Al menos es lo que se intenta de parte de cada selección, cada una a su manera y con sus armas. El coqueteo entre los resultados lógicos y los sorpresivos no da lugar a pronósticos que tengan todas las de ganar. A ese escenario se subirán hoy dos selecciones americanas. Con estilos diferentes. Con historias distintas. Quizá con las mismas ganas, pero con actores de mucho más peso de un lado que del otro. A las 13 (si el partido no se extiende al suplementario) se festejará más con caipirinha o con tequila, de acuerdo a quien logre el pasaje a cuartos de final. Brasil y México son los equipos en cuestión.
Cuando se formaron los cruces de octavos, el de Brasil-México apareció como uno de los más atractivos. No tanto porque el potencial futbolístico fuera parejo, sino por lo que ambos equipos mostraron en la fase de grupos. La selección verdeamarelha fue claramente de menos a más y así logró la clasificación. La azteca lo hizo a la inversa pero igual le alcanzó para meterse entre los mejores 16 equipos del mundo.
Quizá los mayores riesgos o los lógicos recaudos que deba tomar Brasil estén relacionados con las sorpresas que se dieron en este Mundial, donde Alemania se fue en primera ronda, Argentina no pudo pasar los cuartos de final y España corrió la misma suerte que el equipo del Zurdo Sampaoli. Sin espacio para cualquier tipo de subestimación, a los brasileños no les quedará otra que reencontrarse con su mejor versión, que es lo que podrá allanarle el camino.
Con Cristiano Ronaldo y Messi fuera de competencia, a Neymar se le abre una enorme posibilidad de dar un salto de calidad frente a la consideración mundial, algo de lo que ya goza, pero que podría potenciar. Y es a partir de una individualidad que Brasil puede crecer desde lo colectivo. Si el delantero de París Saint-Germain se potencia, el seleccionado brasileño estará mucho más cerca de la solidez que mostró contra Serbia que las dudas que expuso frente a Suiza y Costa Rica, pese a la diferencia de dos goles contra los centroamericanos.
Por lo demás, si hay algo que Brasil conoce es esto de las definiciones por eliminación directa. Además de los cinco títulos del mundo, hace desde Italia 1990 que no queda eliminado en octavos de final.
Lo de México hasta aquí fue más sorpresa que otra cosa. Porque el equipo llegó envuelto en una crisis importante y de arranque le puso el pie encima al último campeón, Alemania, lo que fue el puntapié inicial para la clasificación.
Las únicas dos veces que México accedió a los cuartos de final fue en 1970 y 1986, cuando el Mundial se realizó justamente en suelo azteca. Lleva seis eliminaciones consecutivas en octavos de final. Algo así como la maldición del cuarto partido.
Brasil y su historia. México y sus ganas. Los bares en la noche de Samara venderán más caipirinhas o más tequila según determine la caprichosa redonda.
Fuente: La Capital