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Ayer Argentina sumó 614 nuevas muertes por covid-19 y supera los 100.000 fallecidos desde que se inició la pandemia. El dato, difundido por el Ministerio de Salud, sitúa a Argentina entre los diez países del mundo con mayor número de decesos por millón de habitantes, lo que supone un revés para el Gobierno los Fernández en este 2021 electoral.
El país sudamericano ha cruzado esta barrera simbólica mientras se enfrenta a una segunda ola más letal que la del año pasado y aprieta el acelerador en la campaña de inmunización. Hasta la fecha, más del 45% de la población argentina ha recibido una dosis de la vacuna y el 11% las dos.
América del Sur es la más castigada en muertes por millón de habitantes. Dentro de ella, Argentina está en cuarto lugar, por detrás de Perú, Brasil y Colombia. Como en la mayoría de países, la población anciana se ha llevado la peor parte: más de la mitad de los fallecidos han sido personas que habían superado los 70 años. El miedo a la nueva enfermedad, además, los ha mantenido aislados de sus seres queridos durante meses, con graves trastornos para su salud física y mental.
Con la aparición de los primeros casos, el Gobierno de Alberto Fernández impuso un aislamiento estricto en marzo de 2020 que logró retrasar la propagación de la enfermedad y contó con un amplio consenso social y político. Cuando el país alcanzó el pico de la primera ola, durante el invierno austral de 2020, el sistema sanitario había tenido tiempo de reforzarse y se evitó un colapso hospitalario similar al que se había visto en España, Italia, Perú y Ecuador, entre otros.
Sin embargo, la prolongación de la cuarentena y su enorme impacto en una economía que arrastraba ya dos años de crisis económica comenzaron a agrietar el respaldo inicial al mismo tiempo que subía el número de casos y el coronavirus se expandía por todas las provincias del país. Con el paso de los meses, las diferencias políticas en el manejo de la pandemia se acrecentaron y escándalos posteriores como el vacunatorio VIP que funcionó en el Ministerio de Salud mermaron la confianza en el Gobierno.
“Prefiero tener el 10% más de pobres y no 100.000 muertos en la Argentina”, dijo el presidente argentino
Fue en una entrevista publicada en abril de 2020. Ahora sus palabras se le han vuelto en contra. Argentina sufrió en 2020 una caída histórica del 9,9% del PIB debido en gran parte a las duras restricciones, pero aun así estas no han evitado que el país lamente un elevado número de muertes.
La mayoría de decesos se han registrado durante la segunda ola iniciada el pasado abril, de una virulencia muy superior a la primera. Las nuevas cepas son más contagiosas y causan estragos en el sistema respiratorio con mayor rapidez que las primeras, según infectólogos locales y gerentes hospitalarios que se han visto obligados a enfrentar situaciones que no vivieron en 2020, como pacientes sin camas en terapia intensiva y personal de salud exhausto después de más de un año sin tregua. En mayo se registraron varios días consecutivos con más de 700 muertes diarias, récord desde el inicio de la pandemia, y el Gobierno volvió a aplicar nuevas medidas, como una drástica disminución del número de pasajeros autorizados para entrar al país, toque de queda nocturno, prohibición temporal de actividades en interiores y la reducción del horario de negocios gastronómicos, entre otras. Las medidas han frenado el número de contagios, pero el acatamiento es muy inferior al de meses atrás y el malestar sigue en aumento.
La oposición al igual que la gente ha aumentado las críticas contra el Gobierno peronista de centro-izquierda por la gestión de la pandemia, en especial por la suspensión de las clases presenciales y su impacto en niños, adolescentes y familias y el lento arranque de la campaña de vacunación. A cuatro meses de las elecciones legislativas —en las que se renueva la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado—, la lucha contra el coronavirus y la recuperación económica se prevén como ejes centrales de la campaña electoral.