El clásico español, que debía jugarse el pasado 26 de octubre, fue postergado debido a las protestas sociales en Cataluña luego de que los 12 líderes del Procés soberanistas fueran condenados a entre 9 y 13 años de prisión.
“Habrá un total de mil efectivos de Mossos d’Esquadra (policía regional catalana) y, sumando seguridad pública y privada, serán de alrededor de 3.000 personas”, informó Eduard Sallent. Además, agregó que los agentes comenzarán su tarea en las primeras horas de la mañana y cubrirán los alrededores del estadio del conjunto culé.
Por su parte, el Real Madrid viajará hacia Barcelona el mismo día del partido y se hospedará en el Hotel Sofia, ubicado a 500 metros del Camp Nou. El plantel del conjunto merengue se trasladará al estadio junto con el equipo catalán, que se concentrará en el mismo hotel como parte justamente del operativo.
Buena parte de la atención de la seguridad estará dentro del campo de juego. Es que tras la negociación fallida entre dirigentes de Barcelona y representantes de Tsunami Democrático (movimiento independentista que impulsa manifestaciones separatistas), Sallent afirmó que “uno de los escenarios más complejos sería una invasión del campo”.
Varios medios aseguraron que alrededor de 5.000 miembros de Tsunami habrían conseguido entradas para hacerse presentes en el Camp Nou, que cuenta con una capacidad para 99.354 espectadores. Ante esa situación, más de 800 efectivos se posicionarán en las primeras filas de las tribunas, en el límite con el césped de la cancha. Según el reglamento federativo, quienes ingresen al campo de juego pueden ser sancionados con hasta 3.500 euros y con la prohibición de asistir a partidos de fútbol durante seis meses.
A través de su cuenta oficial de Twitter, Tsunami Democrático también convocó cuatro puntos de concentración alrededor del estadio, para dificultar el desplazamiento de los vehículos. Por eso, Los Mossos recomiendan acudir al estadio a pie o en transporte público y con mayor antelación que la habitual.
“Sabemos que vivimos un momento político y social complejo, pero estoy convencido de que se puede jugar un partido de fútbol y hacer también reivindicaciones cívicas y pacificas”, expresó el presidente del Barça, Josep María Bartomeu. Este miércoles se sabrá si estaba en lo cierto o no.