#8MFunesNosotrasParamos.

Este año volvemos a organizarnos para la huelga feminista en todo el mundo. Nosotras paramos: en las casas, en las ferias, en las fábricas, en las universidades y en todos los lugares de trabajo; en la selva, en las ocupaciones de tierra y en las villas; en las economías populares y en los trabajos precarizados; en las calles y en las comunidades, en los hospitales y en el campo. Paramos en todos los lugares y ampliamos una vez más el paro: hacemos saltar sus fronteras, le inventamos nuevas geografías.

También paramos contra la familia patriarcal y el confinamiento doméstico, contra la explotación de nuestros territorios, contra el abuso sexual de los machos en posiciones de poder, contra los femicidios y travesticidios, contra la criminalización de las migrantes, contra la justicia patriarcal, contra el asesinato de las lideresas territoriales, contra el racismo, contra los fanatismos religiosos. Porque paramos contra las estructuras y los mandatos que hacen posible la valorización del capital.

Porque hemos logrado componer transversalmente todos estos sentidos, tiempos, espacios y prácticas de la huelga es que nos hemos convertido en un movimiento verdaderamente anti-neoliberal, capaz de bloquear y a la vez evidenciar todas las violencias que hoy exige la acumulación capitalista.

Redefinimos así los lugares mismos donde se trabaja y se produce valor.

Reconocemos y dignificamos las labores históricamente invisibilizadas, explotadas y despreciadas: el trabajo reproductivo, el trabajo comunitario, el trabajo migrante.

Y paramos en el ámbito laboral, pero también paramos en casa.

Paramos porque no queremos “ayuda” si no corresponsabilidad en las tareas del hogar.

Paramos porque queremos el mismo sueldo por el mismo trabajo.

Paramos porque queremos que la crianza sea una tarea compartida y para eso necesitamos mayores licencias por paternidad.

Paramos porque no queremos que la maternidad siga siendo un freno a nuestro crecimiento laboral.

Paramos porque cuidamos desde el amor pero nuestro tiempo y nuestra vida valen.

Paramos porque somos las más afectadas por el trabajo en negro. Paramos porque eso nos aleja de una vejez más digna, de una jubilación.

Paramos porque nos mueven el amor y el deseo, pero buscamos poder amar y desear en libertad e igualdad.

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