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En 2015 había decidido no hacer más radio. “No me interesa para nada volver a los medios. El contenido ya no es el mismo y esa llama encendida mía se apagó. Me siento retirada por voluntad propia. Es una etapa superada”, relató en ese momento a Clarín.
Elizalde fue una de las voces clásicas de la radio argentina y tuvo a su cargo varios programas de radio y televisión, entre ellos Siempre Betty que creó en 1996. En los años ’70 comandó destacadísimos éxitos radiales, como El buen día (Radio Del Plata), La burbuja (Radio Belgrano), Studio Fiat, Y a mí… ¿por qué me escucha? (Radio Splendid)
Es autora del libro “Perfiles” (editado en 1999) y ganó, entre otros galardones, dos Martín Fierro, un Konex, la Cruz de Plata Esquiú y tres veces el Premio Clarín.
Con la muerte de Betty Elizalde se apagó una de las voces más emblemáticas. Su carrera abarca nada menos que 60 años de radiofonía local a la que ella marcó con su sello. “La voz es un instrumento fantástico que te da la naturaleza y después tenés que trabajarlo”, había dicho alguna vez en una de tantas entrevistas.
Sus comienzos no fueron nada fáciles porque su familia, muy conservadora, no quería saber nada con que Deolinda quisiera ser locutora. Ese era su verdadero nombre: Deolinda Beatriz Bistagnino, la que a los 15 años, en un auditorio de radio en un programa de preguntas y respuestas, sintió una ráfaga inspiradora. Y supo que quería ser locutora.
Poco menos que prostituta. Eso es lo que pensaba su familia de lo que Betty había imaginado para su futuro. Pero no se rindió, se anotó en el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica, del que egresó en 1959 con el carné de locutora. Y nunca más paró.
Fue parte de programas que quedaron en la historia radial argentina como Adán y yo, La gallina verde y El buen día, además del ya legendario Las siete lunas de Crandall, un ciclo nocturno por Radio Continental que en los ’70 fue furor y la empezó a ubicar en el podio de los grandes en su rubro.
También condujo programas periodísticos (no sólo en radio sino también en televisión), como Siempre Betty, al que llegó a financiar ella misma para no quedarse fuera del aire.
“Estoy las 24 horas enganchada con la radio. Tengo un anotador y un lápiz al lado de la cama, y me despierto a la madrugada para anotar cosas que se me ocurren. Escucho bastante AM, sobre todo me interesan los programas periodísticos, donde haya una persona que tiene cosas para contarme”, decía sobre su gran pasión.
Así, entre la periodista seria y la locutora sexy, ella nunca quedó encasillada. Siempre fue Betty Elizalde, un nombre con el que alcanzaba para saber de quién se estaba hablando.
“La televisión nunca me despertó tanto interés como la radio. Es lindo que te maquillen, te pongan linda. Sos una Cenicienta, porque cuando termina el programa está el vestuarista esperándote en la puerta, te saca los zapatos, la bijouterie, te desnuda, te saca todo”, contó, directa y sin medias tintas. “La radio es el uno a uno: uno que habla, uno que escucha. La televisión, en cambio, es la multitud, el ruido”.
Fuera del aire del éter, tenía otro gran amor: era fanática de River. Tanto que, frente a la reciente final de la Copa Libertadores entre River y Boca, los jugadores de su amado equipo le mandaron una camiseta y un video armado especialmente para ella, sabiendo por la situación que estaba pasando. “Te mandamos mucha fuerza. Estamos con vos apoyándote en todo momento”, le dijeron Javier Pinola, Enzo Pérez, Exequiel Palacios, Jonatan Maidana y Rafael Santos Borré. Y ella, desde el Sanatorio Otamendi donde estaba internada agradeció con mucha emoción. “Es el mejor regalo que me hicieron en mi vida”, aseguró.
Durante toda su carrera, fueron muchas las figuras de River que tuvieron entrevistas entrañables con Betty. Y también guardaba con especial cariño una camiseta del Mundial ’78 que le había obsequiado el goleador de aquel equipo campeón de la Argentina, Mario Kempes.
Hace dos años, empujada por la enfermedad se había retirado del aire, pero seguía interesada en todos los temas, como lo estuvo toda su vida.
Varias de las entrevistas que realizó a lo largo de su vida a personalidades de la cultura y la política internacional fueron recopiladas en un libro, Perfiles, que se publicó en 1999. También recibió numerosos premios y reconocimientos, entre ellos dos Martín Fierro.
Madre de dos hijos y gran conocedora de su oficio, se movía como pez en el agua en el mundo radial. “Yo creo en el trabajo con el sonido, creo que hay un primer plano, que hay un segundo plano y que es muy lindo hacer esa puesta en el aire de que se abra la puerta del estudio, entre el invitado, yo le diga “¿cómo estás?” y el invitado me salude desde la puerta”, aseguraba. “Como se hacía en el radioteatro. El que está escuchando se va formando una idea real de lo que ocurre en el estudio. No se lo tengo que contar, el sonido se lo está transmitiendo”.